Método fast track

¿En qué consiste esta técnica?

La técnica de recuperación acelerada “fast-track” es una nueva manera de abordar la cirugía que consiste en una serie de protocolos médicos, enfermeros y de rehabilitación/fisioterapia que permiten optimizar la atención al paciente y obtener una mejora en la calidad de las curas y de los resultados terapéuticos.

Así, su objetivo es que el paciente sufra lo menos posible y consiga su movilización de un forma precoz, para que no pase tanto tiempo en el hospital y pueda caminar a las pocas horas de la cirugía. Es más, el tiempo de hospitalización después de una operación se puede reducir entre un 30 y 50%.

De esta forma, es un enfoque revolucionario que va más allá del acto quirúrgico en sí y, además, reduce a la mitad las complicaciones post-operatorias. De hecho, una de sus principales cualidades es que, con este método, cirujanos, anestesistas, enfermeros y fisioterapeutas trabajan en conjunto, como un equipo.

Los protocolos del fast-track incluyen diferentes aspectos, como son las modificaciones farmacológicas, la educación al paciente, la información previa a la cirugía, la movilización precoz y un programa de rehabilitación.

Además, entre los campos donde se aplica más esta cirugía se encuentra la ortopedia y, en particular, las operaciones para colocar prótesis de cadera y de rodilla.

¿Cuál es el proceso?

Lo primero que se lleva a cabo es una sesión informativa previa a la cirugía. El profesional de la salud le explica al paciente en qué consiste la intervención, las posibilidades de anestesia que existen, los plazos previstos para el alcance de los objetivos y, por supuesto, los objetivos previstos.

Una vez está de acuerdo y acepta la realización de este tipo de técnica, tiene una gran importancia la fisioterapia. Hay que realizar ejercicios previos a la cirugía con la intención de aumentar la fuerza y la flexibilidad.

Así, en el mismo día de la intervención y una vez operado, se levanta al paciente de la cama y se apoya sobre el miembro inferior intervenido, realizando ejercicios suaves en la cama para el balance articular y muscular. Además, hay que procurar que deambule con ayuda de bastones. A veces también se usa el MPC (Movimiento pasivo continuo).

El segundo día de postoperatorio, se le ayuda al paciente a subir y bajar escaleras y sentarse y levantarse de una silla. Cabe destacar que es muy importante que el paciente cuenta con un apoyo psicológico adecuado.

Es más, tiene que tener dos sesiones de fisioterapia al día y una adaptación funcional a sus actividades diarias.

Tras estos días, las condiciones que tiene que reunir el paciente para el alta hospitalaria son:

  • Un buen estado general del paciente.
  • No tener sangrado en la herida.
  • Tener independencia en sus actividades de la vida diaria, que incluyen transferencias e higiene.
  • Una movilidad independiente. Lo ideal es que sea capaz de andar más de 250 metros con ayuda de bastones.

De esta forma, el tratamiento precoz realizado por el fisioterapeuta, incluido en el preoperatorio, sumado al trabajo multidisciplinar, mejora los resultados en la recuperación de este tipo de intervenciones, disminuyendo, además, el tiempo de estancia hospitalaria, costes económicos y complicados.

¿Qué es la rehabilitación estándar o tradicional?

En la rehabilitación estándar o tradicional, el tratamiento de la fisioterapia se realiza una vez al día, con una duración aproximada de una hora.
Además, los ejercicios que se realizan son simples, como la movilización pasiva en flexo-extensión entre 0 y 90 grados, así como ejercicios respiratorios. El objetivo es fortalecer muscularmente la pierna.
Lo cierto es que estos ejercicios son similares al del método fast-track, pero existen dos diferencias: el momento de inicio y la duración de la sesión.

Diferencias y beneficios con respecto al tratamiento convencional

Son varios los estudios que existen que valoran las diferencias entre este método y el convencional. En ellos, las variables que se midieron para saber los resultados fueron la movilidad articular, la percepción del dolor por parte del paciente, el consumo de fármacos y el tiempo que estuvo hospitalizado.
Así, estas investigaciones respaldan el uso de este método de trabajo, ya que todas las variables tuvieron mejores resultados, exceptuando la del consumo de fármacos, que fue mayor en el grupo de pacientes a los que le realizaron fast-track, debido, posiblemente, al dolor que produce la movilización precoz.
Pese a ello, los protocolos de la cirugía con recuperación acelerada han demostrado la disminución de la estancia hospitalaria y los costos médicos en otros tipos de cirugía.

Beneficios

Entre sus beneficios, se encuentra la anestesia. No solo se necesita una menor dosis de anestesia, sino que, además, supone un cambio en el tipo de anestesia que se aplica en la intervención, sustituyendo la anestesia epidural y los bloqueos nerviosos por una anestesia local periarticular y una analgesia posoperatoria intensa, que permite al paciente la movilización precoz.

Además, con esta técnica el paciente no necesita la utilización del artromotor, un aparato de movilización pasiva que se utilizaba para iniciar la movilización del paciente en los días posteriores a la intervención.

Otro de los beneficios es que supone una menor cantidad de medicación para el dolor después de la intervención, además de, como hemos comentado anteriormente, la disminución de la estancia hospitalaria.
Además, los ejercicios fisioterapéuticos de antes de la operación permiten que el paciente llegue al quirófano con un mejor tono muscular, más seguridad y conocimiento de las expectativas terapéuticas, explicadas en la sesión informativa.
Gracias a esta técnica, las complicaciones post-operatorias también se reducen de una manera importante, sobre todo, hay menos riesgos de desarrollar embolias pulmonares, infecciones urinarias o flebitis.